Haciendo burbujas con los dientes.
Quemando al vuelo
a los hijos del silencio.
Porque quiero encontrarte siempre
que doble las esquinas del papel.
Así estás mejor cuando te miro
y no intento desandar tus secretos.
Aunque me siento hervir
y reventar de orquídeas.
Te veo, colgado, abriendo las manos.
Y así estás mejor cuando te sueño.