Miro por encima de tu hombro
el filo de la pared vecina como
un renglón contra el celeste del cielo.
Y dos pájaros se atreven
a ser puntos y puntos y comas
en ese color uniforme.
Vos leés. Pensando en
concentrarte y no levantar la vista
más allá de las páginas.
Porque ahí estoy yo,
luchando contra mis sombras.
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