Las lágrimas, a veces,
son bolsas de basura.
A veces, la muerte.
A veces, la carne.
Las lágrimas, a veces,
son la vida.
A veces, las lágrimas,
son rasguños en el alma.
Las lágrimas, a veces,
son gotas de jugo agrio.
A veces, la ausencia.
A veces, el hambre.
Las lágrimas, a veces,
son jirones de esperanza.
A veces, nostalgia.
A veces, rabia.
Las lágrimas, a veces,
son puños en las sienes.
A veces, en el estómago.
A veces, en el alma.
Las lágrimas, a veces,
no dicen nada.
Remolinos de excesos,
a veces, son las lágrimas.
A veces, frío.
A veces, la lluvia.
A veces, la calma.
Las lágrimas, a veces,
son las palabras,
las que adulan,
las que hieren,
las que aman.
A veces, las lágrimas,
son los besos increíbles.
A veces, las manos,
los dedos en los rincones.
Las lágrimas, a veces,
son el perfume.
Son las pestañas
relampagueando,
resucitando.
A veces, las lágrimas.
A veces, la risa.
A veces, nosotros.
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