lunes, 11 de agosto de 2014

En el fondo

Qué triste esto de saberme estéril,
de tierra agrietada y enloquecidos
recuerdos.
Una estación abandonada que
el tren no despertará con sus bramidos,
con sus humos negros.
Una tormenta en un frasco de mermelada.
Una gotera.
Jirones de manos secas que trepan
por las caderas.
El hambre, el frío, la lucha.
La no correspondencia del otro.
La evaporada sensación del delirio
que corrió y atravesó las ventanas.
Soy el reflejo en el espejo roto.
La bandera sucia, rota y apolillada.
El vientre que se muere y se relame.


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