miércoles, 20 de agosto de 2014

Aquel movimiento del viento

Aquel movimiento del viento
casi imperceptible en el patio
inundado de madreselva,
le cortó el cuerpo en formas
de hojas secas y la dejó
aplastada, gélida e impaciente
al pie de la vida.

Ya no pudo oler el sol
allanando el rocío en el pasto mojado,
violento y rutilante.
La brillantez le fue vedada.
Su piel no tocará jamás las
gotas de la lluvia celosa
que impregna de humedad
todo lo que alucina seco.

Aunque después todo renazca,
se arremoline y se disperse.
Ella no, ella no.

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