No tenerle miedo a los cambios
y pasar de agua a la espuma suave.
Cruzar la línea de las horas
y encontrarse detrás de ellas
la harina del pan sabio del ahora fresco.
Hay un aroma que está floreciendo.
No puedo perder su rastro, no debo.
De a un paso a la vez,
allanando mi ceño fruncido,
dibujo de a poco los goces
de la sonrisa que vuela.
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