Suelo arrancar los días
del calendario
donde necesito ese abrazo,
y los corro de casilleros
y estiro el lapso
donde mi ego morirá.
Pero los números
se caen de los bordes
y no queda más espacio
donde esconder mi cuerpo.
Debo bajarme del arcoiris
y sentirme carne,
y sentirme viva.
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