Se me ocurren
tus blancos párpados
y tus pestañas de
marrón tan dulce.
Se me ocurre
el espiral de tu pelo
gritando de tanto no decir,
las cosas que no
se dicen por miedo.
Y se me ocurre el cristal roto
y por eso el desgano,
y por eso el descubrir
que al final no te conozco
y nunca lo haré.
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