Mis palabras,
que no quiero decir.
Mis palabras,
que son tuyas
desde un principio
y hasta el final de las horas.
Mis palabras, nerviosas
chocan con tu espalda
arqueada por la lujuria,
perfecta y erizada.
Mis palabras, como agujas
cosen el lienzo en la mañana.
¡Por dios!
Que sean tuyas,
mi boca y mis palabras.
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