No duermo.
Entre minutos y horas,
me enojo y me engaño.
Me reconcilio con el sol,
soslayando al rencor
que pide a gritos mis manos.
No duermo.
En la taciturna madrugada,
tejo redes de luna y miel.
No duermo.
Y el llanto,
se hace dueño de la luz,
y me enojo y me engaño.
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