cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo
miércoles, 20 de junio de 2012
Tu voz y el desvelo. La última palabra se desprende rebelde. Me abraza de manantiales y me envuelve. No quieres que sea mía. Pero me aferro sonriendo a su empuñadura. La palabra egoísta, supura.
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