Enarbolo el triunfo de haber
hecho mella en tu diagrama.
Sé de tu fortaleza de dar un
paso atrás y volver a tu eje.
Y mientras capciosa atoro
el pelo detrás de mi oreja,
dejo que consumas tus viajes
y con ellos te alejes.
Porque dormir en silencio
a tu costado, es más que eso,
es quedarme a esperar
como ocurren los milagros.
Y escapar por la ventana
más chiquita, esa por donde
escapan los detalles que regalo.
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